sábado, 17 de agosto de 2013

El cura

Cierto día le hicimos una ceremonia de despedida a nuestro más querido profesor.

-Yo no les he contado detalles sobre mi época oscura- dijo, refiriéndose a su pasado en que profesaba la palabra de Dios.

El día en que Cristian al fin se convirtió en cura, sería el mejor día de su vida... 

Durante toda su juventud pensó en Dios como un destino, como un camino y una misión en la que debía sumergirse para extender su palabra sobre la tierra.

Cierto día entró Karina a la iglesia, se acercó a él y se confesó. 
Las visitas se hacían frecuentes a medida que Karina pecaba. Cristian imaginaba las historias en su mente y casi podía tocar la piel de ella en su ilusión.

A veces el tiempo se hace tan breve que no notamos que está pasando demasiado de prisa. Estos sucedió con él. 
Habían transcurrido dos años cuando un día ella no llegó a confesarse.
-Debe estar enferma- pensó Cristian- Quizás mañana venga.

La mañana siguiente sintió algo en su interior que le decía a gritos que debía buscar a esa mujer. Como buen devoto a Dios lo hizo, intentando aparentar la excusa del evangelio.

La vio sentada en el jardín de su casa. Ambos se miraron fijamente y comprendieron que ambos sentían lo mismo el uno por el otro.

Karina maldecía su suerte al haber encontrado un hombre que la hiciera soñar, detrás de una iglesia.
Cristian buscaba que Dios le respondiera por qué razón le había puesto la misión tan importante en su vida de llevar la palabra hacia los demás si en el camino pondría a una mujer tan hermosa, tan encantadora, que le haría dudar de todos sus planes.

Preocupado recurrió al obispo, quien le dijo que debía solucionar este tema a la brevedad. 

Emprendió el viaje del olvido en dirección a Italia, donde viviría sus siguientes cinco años.
Estudió teología en la universidad salesiana, aprendió francés en la inglesia.

Pasaron los años y Cristian había conseguido olvidar el sentimiento por Karina, al fin y al cabo el único amor eterno es hacia Dios.


Volvió a Chile, a la misma iglesia...



"No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto".

                                                                                                                                                      Aristóteles.


-Ahora entraré en detalles -nos dijo- vi a Karina y el tiempo se detuvo, no habían preguntas, no habían dudas, no había ruido ni nadie más ahí... En ese momento supe que no podía vivir sin ella. 
Me acerqué a ella y bajo la iglesia, pecando a más no poder, la besé por primera vez.
Fuimos novios un tiempo corto y le pedí al sacerdote que me permitiera casarme con ella.
Hicimos un trámite eterno, tuve que enviarle una solicitud al Papa para que me autorizara mi matrimonio. Tenía la fecha lista... Faltaban sólo cuatro días y aún no tenía respuesta alguna.
Esa tarde me avisaron:

"Señor Cristian Cabezas, a usted se le ha concedido la exoneración de su misión de cura. Puede casarse por la iglesia católica pero tendrá que hacerlo acorde a los protocolos éticos del Vaticano. Deberá casarse el día martes a las 20:00, sin testigos".


El mensaje, obviamente, no fue textual.

Fuimos con Karina a la iglesia, nos casamos tal y como Dios manda. Ella fue mi primera mujer, la única con la que he estado, con la que llevo diecisiete años de matrimonio, y la única persona con la que quiero estar el resto de mi vida junto a mi hijos.



No pude dejar de pensar en ese momento "faltan hombres así en este mundo"...






  "Dios y la naturaleza no hacen nada inútilmente".
 Aristóteles.


domingo, 6 de enero de 2013

El universo

Fer: ¿Sabías que somos polvo de estrellas? En nuestro cuerpo, ADN, corre polvo de estrellas, estamos formados de lo mismo todos. Plantas, insectos, humanos, animales, rocas, todo. Y si tú las miras...

Roy: ¡Qué loco amor!


Fer: Si tú las miras las ves hermosas. Y están ahí, pero en realidad no están. Murieron hace millones de años atrás


Roy: ¿No?


Fer: Lo que vemos es el recuerdo que dejaron...


Roy: ¿De verdad?


Fer: Te lo prometo


Roy: ¿Un recuerdo?


Fer: ¿Has escuchado eso de "100 años luz de aquí"?


Roy: Sí...


Fer: Se refiere a eso. Están lejos y son bolas de gases que explotaron hace millones de años... Ya no existen...


Roy: Se ven chiquitas


Fer: Pero, sin embargo, las seguimos viendo porque estamos a años luz de ellas. Vemos el recuerdo...


Roy: ¿Entonces?... ¿La luz, no más?


Fer: Y nos vemos tan diminutos abajo de tantas estrellas...


Roy: ¿Por qué tarda en llegar aquí?


Fer: Porque están lejos, mi amor


Roy: Ya...


Fer: Y algún día dejarán de verse


Roy: ¿Todas?


Fer: Desaparecerán las que vemos. Nacerán y morirán nuevas estrellas... Sí mi vida, todas... Pero siempre habrán estrellas porque el universo es así. Porque cuando algo termina, comienza otra cosa. Y aunque ya no estén, está el recuerdo que lo vemos y que parece que casi pudiésemos tocarlo...


Roy: Me encanta cuando me enseñas, amor


Fer: ¡Qué locura!


Roy: Lucesitas...


Fer: Es una metáfora linda pensar que algún día ni tu ni yo estaremos, pero en la memoria de alguien seguiremos existiendo. Y si no, seremos comida de gusanos, que luego comerá un pájaro, que volará lejos, cagará una planta, la planta liberará oxígeno, y nuestros restos se esparcirán por el universo...


Roy: Amor, bésame...


Fer: Me gusta, la vida es eterna...


Roy: Es perfecto.


Fer: El universo, el cosmos, es perfecto. Las imperfecciones son imperceptibles. Si miras desde arriba un camino de hormigas, pareciera que todo va en orden, si te acercas puedes apreciar que algunas siguen caminos distintos, que se desorientan.


Roy: Hormigas estúpidas


Fer: Porque el universo es tan grande que todos nos perdemos alguna vez y nos alejamos del sentido de las cosas, nuestra verdadera misión... ¿Cuál es la razón de nuestra verdadera existencia? No lo sé, es complicado saberlo. ¿cuál es el fin de la silla? -Sirve para sentarse- ¿Cuál es la razón del ser humano?...


Roy: Volver a ser espíritu y unirse nuevamente al gran espíritu.


Fer: Quién sabe...


Roy: Dejar lo animal, lo salvaje -como diría mi hermano- no alinear al mono, dar el pasito y dejar el mono atrás...


Fer: No creo. Somos animales. Lo que pasa es que tuvimos la genial idea de civilizarnos y ahí cagamos a la Pachamama.

Volviendo al punto, "el universo" ...

Roy:  Por eso yo no me muero, tengo que dejar el mono atrás... Pero soy casi 100% mono


Fer: Existe algo que se llama "ley natural". : El ser humano, entre todos los animales, es el unico que rompe esta ley, se suicida y ningún otro animal lo hace... ¿Para qué nos sirve pensar si vamos a destruirlo todo?.









Rompecabezas


Creo que no encajo en ningún lugar.
No importa dónde vaya, no importa con quién esté, simplemente no encajo.
Me enamoré otra vez, sí, lo sé, soy una tonta. Ésta vez fue de un hombre esforzado, sin vicios, perseverante como ninguno, atractivo, con un buen trabajo y un buen lugar en el. Sonrisa hermosa, ojos transparentes, la clase de hombre de la cual todas nos enamoramos.
Sus imperfecciones: es casado, tiene tres hijos y es mi jefe.
Un día, producto de mis pastillas que me dopan y me desinhiben, me declaré. Llevaba dos años guardándome lo que sentía por él, sabía que era mutuo. Y, efectivamente, así fue.
Salimos un par de veces, el tipo fue un apoyo fundamental en una etapa crucial en que necesitaba apoyo incondicional.
Nos besamos, nos reímos, nos contamos cosas que no se le cuentan a nadie. Me confesó que su matrimonio estaba mal, catorce años juntos, siete años durmiendo en camas separadas, dos meses sin hablarse y un “te amo” se asomó mientras él besaba mi cuello…
-¿Qué dijiste? – pregunté sorprendida.
-Nada- siguió besándome y yo quedé prácticamente catatónica.
Fuimos a San José de Maipo, para que nadie nos reconociera, tuvimos una cita hermosa.
Al siguiente día me fue a buscar a la consulta de mi psiquiatra, salí llorando, echa mierda, como siempre, y ahí estaba él, apoyándome, abrazándome. ¡Qué hombre! Faltan hombres así en este mundo…
Me llevó a cenar, conversamos, me dijo que me amaba hace dos años. Fue lindo el momento, me subió el ánimo, la autoestima (que hace falta a veces). Sus besos ricos, su sabor, su cuerpo abrazándome, sus manos tocando las mías…
Siguiente cita: mi brillante idea de ir a un motel. Fuimos al lugar más horrible que podríamos encontrar, me da risa ahora. Entramos, una habitación con música, un televisor que, posiblemente, daba pornografía. Por una especie de ventanilla nos pasaron unos jugos, un paquete de maní y papas fritas.
Antes de ir pasamos a una farmacia a comprar preservativos, según él, nunca había usado.
Una vez en el motel, jugueteamos un rato para calentar las cosas, yo ya iba preparada, como buena mujer, bien depilada, perfumada y la lencería más sexy que tenía.
Empezamos a desvestirnos, a decir verdad, no me enamoré de su cuerpo, debo ser sincera en eso, me gustan los hombres mas apretados y, sí, definitivamente me importa el tamaño, para que estamos con tonteras.
Todo iba genial, los besos, las caricias, todo, el ambiente a media luz, la música, todo…
Y a este hijo de su madre no se le paró… me decía “estar contigo es como un sueño”, “es que eres demasiado perfecta”, “mírate, eres hermosa”, y yo pensaba “¿y por qué chucha no se te para la weaita?” y un sinfín de comentarios que diría cualquier mujer caliente que lo único que desea en ese momento es tener un orgasmo pronto.
Seguimos en el jueguito, el tipo no quería ni que lo pajeara, le daba vergüenza porque el mejor amigo de él estaba escondido, dejando bastante que desear.
Le dije que me permitiera hacerle unas cosas, que con eso sí o sí iba a tener una erección, se negó y empezó el negativismo… “te dije que esto no iba a resultar”, “es muy pronto”, “vámonos”, “no va a funcionar”, “no se me para la wea, mírame!”…
Frustrada opté por vestirme, lavarme (las manos porque no pasó NADA) y nos fuimos del lugar.
Pasaron algunos días y nuestra extraña relación siguió en los niveles más escondidos de los amantes que se miran sin decirse las palabras que se guardan entre el deseo y las caricias que sólo salen a floteentre la oscuridad de la luz tenue de un motel.
Tenemos una relación de amor y odio a la vez. Siempre me sentí atraída por él pero, sin embargo, saca de mi la peor parte, la parte que carece de moral, ética y seguridad en sí misma.
No sé si lo que me gusta de él es lo que puedo ser estando con él, no sé si me enamoré más de mí que de él…
Cierto día, en el cumpleaños de una amiga, conversé del tema. Jamás le dije a nadie acerca de mi relación poco digna. Entre todas las señoritas ahí presente que me escucharon, me dijeron que lo que yo estaba haciendo estaba terriblemente MAL. Creo que los comentarios atacaron directamente mi superyó que estaba debilitado por la fuerza profunda de mi ello. Finalmente decidí que no me dejaría llevar otra vez por la pasión que este hombre me generaba.
Han pasado meses desde la última vez que nos besamos. Tuvimos fuertes peleas en nuestro trabajo pero al final las pudimos solucionar de buena manera.
Siento que aún me gusta, pero esto no puede seguir igual. Es hora de olvidar lo que me provoca y mirarlo con los mismos ojos con los que lo miré todos estos años.